Arte de la Grecia clásica

(c. 500-320 a. C.)

La Naturaleza, el Ser y la Razón fueron las tres divinas entidades que preocuparon a los antiguos griegos, inquietud que reflejaron bellamente en su arte. Su enorme admiración por el ser humano llevó a los artistas a observar continuamente la realidad, para tratar de hacerla manifiesta a los ojos en sus representaciones idealizadas.

Por lo tanto, el arte clásico griego surge de la mezcla entre naturalismo e idealismo. Durante los treinta años que siguieron a la victoria de los griegos sobre los persas, en el año 480 a. C., la paz, el poder y la confianza que sobrevendría se tradujo en un renacimiento del arte, en todas las ciudades-estado del país.

Desde los inicios de su civilización, los griegos fueron siempre una raza aguerrida, pero, sobre todo, muy creativa. Sin embargo, es ésta la época de mayor auge y producción artística.

Dominio de la técnica

Al contrario de los egipcios, cuyo arte se centraba en la vida después de la muerte, los artistas griegos apostaron por la vida en este plano. Estaban obnubilados, fascinados por el desarrollo de los procesos mentales y la potencia física humana, interés que reflejaron en la celebración de los Juegos Olímpicos, cuyo primer registro data de 776 a. C.

En líneas generales, los griegos aspiraban a mejorar mental y físicamente en colectivo. De allí las representaciones de figuras y entornos perfectos e ideales, lo cual explica su amor por la belleza y la perfección.

En la capital, Atenas, se vivió un increíble aumento de la producción ornamental para espacios públicos y religiosos. Los relieves adornaban las edificaciones griegas antiguas, acompañados con pinturas murales y estatuas.

Los temas predilectos son las leyendas mitológicas, héroes, dioses y diosas, representadas en figuras jóvenes y enérgicas, con una perfecta proporción de los torsos y extremidades delicadas y musculosas.

Las ideas subyacentes al arte clásico griego apuntan al realismo. Hasta ese momento todas las culturas habían estilizado o simplificado su arte de una u otra forma. Es aquí cuando, por vez primera, los artistas estudian con fruición la realidad para intentar reflejarla en sus obras.

Se comienza con la investigación de elementos realistas tales como el escorzo y la textura, con gran precisión en los detalles y dominio de la técnica por parte de los creadores. Todo ello, tenía la intención de imitar la perfección absoluta.

El lanzador de disco

El Lanzador de Disco (Discóbolo), de Mirón, es una escultura de tamaño natural elaborada en torno al año 450 a. C. Se trata de una representación fiel de un cuerpo en movimiento.

La obra original se perdió, sin embargo, existen varias copias, como esta copia de la Roma antigua, en la que observamos a un joven atleta a punto de lanzar un pesado disco, con el cuerpo retorcido por la acción.

El aspecto físico de los atletas en general y era muy valorado. Ningún músculo desentonaba la perfecta proporción y la armonía. Es una clara expresión de realismo y perfección.

En síntesis, la mezcla de elementos realistas e idealizados encajaba con la admiración que los griegos sentían por la belleza física y los logros intelectuales de sus artistas. Nunca antes se había esculpido del natural a tal escala.

Réplica del Discóbolo de Mirón

Principales escultores

De entre la gran cantidad de orfebres, artesanos y creadores anónimos existente en la antigua Grecia, algunos destacan por sobre los demás por primera vez en la Historia. Son tres los artistas a quienes se atribuye el inicio del estilo griego clásico y la tradición artística de las escuelas.

Mirón de Eleuteras, fue un escultor quien tuvo un período de actividad que abarcó desde el 480 al 440 a. C. Esculpió a dioses y héroes con extraordinario realismo, alcanzando la fama por sus representaciones de atletas en posturas enérgicas, potentes y dinámicas.

Fidias (500-432 a. C.) suele ser considerado como el más importante e influyente entre los escultores de la Grecia clásica, que decoraron la capital tras la victoria sobre Persia.

Fue nombrado supervisor de obras públicas, tales como el Partenón, así como también estuvo encargado de la construcción de las estatuas más importantes y emblemáticas de Atenas. No en vano, su estatua de Zeus, en Olimpia, es una de las Siete Maravillas del mundo ancestral.

También a la diosa Atenas dos veces para la Acrópolis, una de ellas, tan colosal que solo podía contemplarse íntegra desde mar adentro. La obra de Fidias se caracteriza, principalmente, por la minuciosa atención al detalle realista y los drapeados.

Otro escultor fundamental para el período clásico griego fue Policleto, inventor del contraposto. Durante los siglos V y principios del VI a. C. creó figuras ideales en posturas relajadas y naturales, estilo que, posteriormente, mimetizaron los artistas renacentistas.

Nuestra pasión por la belleza no conduce a la extravagancia; nuestra pasión por el funcionamiento de la mente no nos debilita”.

Pericles (c. 495-429 a. C.)

Contraposto

El contraposto es el nombre dado por los artistas italianos del Renacimiento, que sirve para describir una figura humana erguida con el peso apoyado sobre un pie, y los hombros y brazos girados en relación con las caderas y las piernas.

Durante el Renacimiento, los artistas consideraron que esta era la postura ideal para retratar figuras, por lo tanto, la copiaron a su libre albedrío, reconociendo a Policleto como el primer artista que la aplicó a su arte.

Proporciones perfectas

Los griegos establecieron la sección áurea, que consistía en el equilibrio de las proporciones medido en rectángulos, ya que, ello resulta más agradable a la vista. Sin embargo, la sección áurea fue utilizada inicialmente por los egipcios, denominada como “fi”, siglos después, por Leonardo da Vinci, en honor a Fidias.

Las dimensiones exteriores del Partenón se basan en la sección áurea, y todas las esculturas pueden dividirse en estas mediciones de proporciones específicas.

Por ejemplo, en la estatua de Atenea, la proporción desde la coronilla a la cabeza, relacionada con la distancia entre la frente y la barbilla y los orificios nasales y los lóbulos de las orejas, podría dividirse en estas proporciones específicas.

Vasijas griegas

La cerámica jamás se había clasificado como arte elevado, sin embargo, los griegos antiguos la incluyeron en su búsqueda incansable de la perfección. La cerámica que produjeron era lisa y estaba perfectamente trabajada y elaboradamente decorada.

Estaba pintada sobre pequeñas superficies curvas, con una serie de grupos detallados de figuras dispuestas de manera armoniosa. Los pintores de cerámica también estaban al día de los progresos de los grandes maestros del arte cuyas obras han desaparecido.

En conclusión, el arte griego es sinónimo de realismo y perfección.