Barroco

(c. 1600-1750)

Detrás de las agitaciones religiosas que caracterizaron a todo el siglo XVI, el arte europeo comenzaría paulatinamente a buscar hasta encontrar nuevos derroteros. En este contexto, surge el Barroco, cuya finalidad será el refrescamiento de la imagen católica y romana.

Esta novedad incluía a un gran abanico de estilos, plenos de emocionalidad, dinamismo y teatralidad, con nuevas técnicas para reflejar la luz y las distintas tonalidades.

La Reforma protestante trajo consigo grandes tensiones religiosas. Sin embargo, también en esta época comienza el proceso de alfabetización del pueblo llano, gracias a Johannes Guttenberg y su invención de la imprenta, en 1450, en Alemania.

Las primeras Biblias editadas trajeron como consecuencia un cambio de criterio en la interpretación de las Sagradas Escrituras. La gente comenzó a cuestionar ciertos episodios bíblicos y parábolas, así como la Verdad que decía tener la Iglesia católica sobre los hechos descritos.

Por otro lado, apareció el protestantismo como una nueva rama escindida en su concepción nuclear del cristianismo, hecho que devino en grandes enfrentamientos bélicos de tipo religioso.

Otro hecho significativo fue la masiva conversión de los católicos al protestantismo. Debido a este fenómeno, la autoridad de la Iglesia católica finalmente se hizo polvo y destruyó la unidad en todo el occidente de Europa.

Finalmente, durante varias sesiones sucesivas del Concilio de Trento, los obispos decidieron reaccionar y reformar la Iglesia. Acatar para el catolicismo los principales elementos condenados por los protestantes, y así evitar un mayor derramamiento de sangre y que las religiones se apartaran.

Un movimiento conocido en la Historia como la Contrarreforma, en el cual los líderes de la Iglesia católica se dieron a la tarea de encargar una gran cantidad de obras artísticas, con la intención de atraer a la mayor cantidad de público posible.

Aliento de la contemplación

Según el Concilio de Trento, el tipo de arte específico para la Iglesia católica debía ser inteligible, esto es, expresar el contenido y el mensaje religioso con claridad. Debía ser un arte inteligente, representado en imágenes elaboradas, luminosas y emocionales.

Paralelamente, la escultura y la pintura reflejaban fuerza y dinamismo, a partir de los contrastes entre luces y sombras, para realzar el dramatismo de las escenas representadas.

Perla irregular

“Barroco quiere decir “barrueco”, en portugués, o sea, “perla irregular”, un término acuñado por la crítica en siglos posteriores. Se empleó para denotar extravagancia y exceso en el detalle, elementos absolutamente contrastantes con la coherencia y la armonía propias del Renacimiento pleno.

El Barroco adquirió su máximo auge durante el siglo XVII, más allá del clero, desde la realeza hasta la aristocracia.  Ciertas familias reales europeas competían por la prevalencia del “derecho divino de los reyes”, creencia que buscaban mantener en sus súbditos.

De hecho, las pinturas y esculturas de envergadura que se derivaron en este período, contribuyeron ampliamente con esa intencionalidad explícita. Gracias al florecimiento de los intercambios comerciales, el norte protestante de Europa progresó significativamente y, también allí, si bien los objetivos artísticos diferían, el arte barroco ganó muchos acólitos

Así, el Barroco pronto incluyó un arcoíris de estilos. En algunas zonas se mostró más fastuoso y extravagante, mientras que, en otras, mucho más comedido. Sin embargo, las características comunes tales como el realismo, la estimulación de los sentidos y el patetismo en la gestualidad de las figuras representadas, seguían presentes.

El Santo Entierro

Ya he hablado del Santo Entierro, pintura conocida también con el título Descendimiento de la Cruz. Se trata de un lienzo que retrata al personaje bíblico Nicodemo y a un ayudante, descendiendo a Jesús desde la Cruz hacia el Santo Sepulcro.

Los tres personajes femeninos que aparecen se muestran pesarosos, abriendo sus brazos al cielo clamando piedad.  Las seis figuras que componen el cuadro están densamente agrupadas, recortadas sobre un fondo negro, que prefigura simbólicamente la muerte y el sufrimiento.

Pese a ser la figura situada en la parte inferior de la pintura, el cuerpo de Jesús ocupa casi todo el centro, mientras que los demás personajes están colocados diagonalmente hacia la derecha.

Se trata de una obra magistral, que reúne todos los aspectos que definen al estilo barroco: la profusión de las formas, el claroscuro, así como los juegos de luces y de sombras, que imprimen una mayor tensión dramática a las obras.

El santo entierro, Caravaggio. 1602-1603, Óleo sobre lienzo

Atractivo a los sentidos

El barroco apela, fundamentalmente, a los sentidos, pero de una manera muy intensa y espectacular. En Italia, Francia y España, el arte barroco buscó evocar en los ciudadanos más opulentos el respeto por los artistas hasta ahora desconocido.

La prominencia de los artistas barrocos en la sociedad aumentó. El arte influyó en la opinión pública, convirtiéndose muy pronto en el estilo más en boga. Así, por todas partes surgieron estatuas, iglesias, fuentes y palacios de gran valor artístico.

Mi talento es tal que ninguna empresa, por grande que sea, ha excedido mis poderes creativos”.

Pedro Pablo Rubens.

El colorido y la alegría que emana de los frescos del artista italiano Annibale Carracci, fueron muy valorados en Italia. También, los trazos apasionados y firmes de Caravaggio, con su impresionante dominio del claroscuro, se convirtieron en el espejo indiscutible de la angustia humana.

El más influyente y trascendental de los escultores barrocos fue, sin duda, el también dramaturgo, arquitecto y pintor, Gian Lorenzo Bernini. Reflejaba con una genialidad extrema el sentido del espacio, acompañado de una muy peculiar noción de movimiento.

Por su parte, en Flandes, Pedro Pablo Rubens, uno de los pintores más cotizados de su tiempo haría lo propio adoptando, sin rodeos, el estilo barroco. Uno de sus discípulos, Anton van Dyck, sería nombrado, posteriormente, pintor oficial de la Corte de Inglaterra.

Nicolas Poussin, fue otro pintor del barroco francés quien se consagró como uno de los más influyentes de su país durante el siglo XVII, a través de una obra cargada de vitalidad, tensión dramática y sensualidad.

Diego Velázquez, español, se hizo de técnicas barrocas mediante colores intensos, claroscuros muy contrastados y espacios profundamente ilusionistas. Todas estas características inherentes al arte barroco se mantuvieron en boga hasta bien entrado el siglo XVIII.

En conclusión, el arte barroco es sinónimo de vida, luz y efectos dramáticos, que mueven las emociones en el espectador.