Expresionismo

(c. 1890-1934)

A través de la profusión expresiva de sus pinceladas, Van Gogh y Gauguin sentaron las bases para un nuevo estilo artístico surgido a principios del siglo XX en Alemania, conocido con el nombre de expresionismo.

Originado por el descontento general que se apoderaba de la sociedad alemana de la época, el expresionismo se centró en plasmar representaciones revestidas de una enorme potencia y candidez, con la intención de dar a conocer los puntos de vista individuales de los artistas.

No tuvo un estilo único, sino que se trató de un movimiento absolutamente subjetivo. Se cree que fue denominado con el término “expresionismo por el historiador de origen checo de arte Antonín Matĕjcĕk, en 1910.

El estudioso describió a este nuevo estilo como totalmente contrario a los postulados del impresionismo. Para Matĕjcĕk, los expresionistas buscaban plasmar sus sentimientos más profundos y personales, en lugar de las apariencias externas e imparciales características de la pintura impresionista.

Dos años después, en 1912, el escritor y editor Herwarth Walden volvió a emplear este término en su revista Der Sturm (La Tormenta).

Ambientes y sensaciones

Como ya explicado en líneas anteriores, el expresionismo es un término que evoca lo sensorial, los sentimientos y las ideas internas a partir de la recreación de imágenes elocuentes, vívidas e intensamente distorsionadas con crudeza.

El resultado fueron creaciones subjetivas y personales, cromáticamente discordantes y trabajadas, no para intentar reflejar la cotidianidad tal como era, ni para crear impresiones estéticamente complacientes, sino más bien tendentes a captar emociones a través de colores penetrantes, enérgicos y dinámicos.

Al igual que otros tantos movimientos artísticos, el expresionismo nunca estuvo conformado por un grupo de artistas unificado, de modo que muchos de los calificados como expresionistas no se conocían entre sí ni tampoco aceptaban tal apelativo.

El estilo emergió en medio de una sociedad teutona que se iba antojando cada vez más ansiosa e incómoda ante el mundo moderno. De allí la reacción de los exponentes contra la tradición, al tiempo que apoyaban movimientos precedentes, tales como el simbolismo y admiraban a artistas como James Ensor, Vincent Van Gogh y Edvard Munch.

La intención de la mayoría de estos creadores era afectar directamente a los espectadores, a través de las inquietantes imágenes en las que plasmaban sus emociones, más allá de demostrar sus habilidades técnicas.

Cuanto más temible se torna el mundo, más abstracto se vuelve el arte”.

Vassily Kandinsky.

Die Brücke

El Die Brücke, “El Puente”, fue uno de los principales colectivos expresionistas que surgieron en la ciudad de Dresde en 1905. Formado por cuatro artistas, liderados por Ernst Ludwig Kirchner, Kees van Dongen, Emile Nolde, Max Pechstein, Karl Schmidt-Rottluff y Erich Heckel.

El grupo del Die Brücke confrontó y desafió a los estilos tradicionalmente aceptados del impresionismo y posimpresionismo, pintado de una manera intencionadamente simplista y poco refinada.

Consideraban que su arte serviría de puente entre el anterior y el moderno, y celebraron su primera exposición conjunta en 1906, en la cual también publicaron su manifiesto.

A menudo ilustraban la ciudad moderna, con tal de transmitir lo que ellos mismos consideraban un mundo cada vez más violento, agresivo e intimidatorio. Nolde, fue un pintor relativamente vinculado al movimiento expresionista, pero fue uno de los artistas del grupo que prefirió trabajar en soledad.

También estaban influidos por el primitivismo del arte de africano y oceánico, que admiraban y consideraban directo, honesto y natural. Y es que, la a sombra de la Primera Guerra Mundial hacía la vida insoportable y el egoísmo crecía en las personas, volviéndolas codiciosas y carentes de empatía.

Esto era lo que retrataban los expresionistas, en su anhelo de intentar cambiar gráficamente las mentes de los ciudadanos y hacer de la sociedad una mejor y más armoniosa. Finalmente, la mayoría de los artistas de Die Brücke emigró a Berlín entre 1910 y 1914.

El grito

Extraordinaria muestra del arte expresionista, El Grito, obra realizada en el año de 1893 por el artista noruego Edvard Munch, fue una de las más inspiradoras del estilo.

Munch retrata a una figura angustiada, agonizando recortada contra un cielo rojo. Al fondo se distingue la antigua Kristiania (actual Oslo), capital de Noruega. Munch pintó la obra tras escribir las siguientes palabras:

“Caminaba por un sendero con dos amigos un atardecer y, de súbito, el sol se puso y el cielo se tornó rojo sangre. Hice un alto en el camino, exhausto, y me apoyé en una valla. Había sangre y lenguas de fuego sobre el fiordo azul negruzco y la ciudad. Mis amigos continuaron caminando. Yo me quedé allí, temblando de ansiedad. Noté un grito infinito atravesando la naturaleza”.

Un pintor pinta la apariencia de las cosas, no su corrección objetiva; de hecho, crea nuevas apariencias de las cosas”.

Ernst Ludwig Kirchner.

Der Blaue Reiter

Otro grupo de artistas, esta vez conformado en la ciudad de Münich fue el conocido como Der Blaue Reiter (“El Jinete Azul”). Entre sus principales integrantes se destacan Paul Klee, Vassily Kandinsky, Franz Marc, Auguste Macke y Alexej von Jawlensky.

Restaurante del parque, Auguste Macke, 1912, óleo sobre lienzo

Todos ellos revolucionarios dispuestos a develar verdades espirituales supremas. Su nombre derivó de un lienzo de Kandinsky homónimo, realizado por el artista en el año de 1903.

Tanto Kandinsky como Marc admiraban la potencia y la belleza de los caballos, y creían en el significado místico del color azul. Van Gogh, Gauguin, Munch y el arte primitivo, fueron sus fuentes de inspiración. Creían que su arte podía restaurar un significado más hondo a las vidas de las personas.

A pesar de que Der Blaue Reiter jamás publicó un manifiesto y fue menos formal que Die Brücke, en el año de 1912, Marc y Kandinsky editaron una colección de sus ensayos sobre el arte.

Por su parte, Kandinsky, en tanto abanderado del grupo, creía que los colores y las formas simples tienen el poder de comunicar sensaciones y ambientes, lo cual convierte el tema pictórico en algo superfluo. De allí que se dedicara al abstraccionismo.

El colectivo Der Blaue Reiter pintaba imágenes simples, vívidas y colmadas de color para plasmar sus sentimientos y críticas al mundo moderno.

Marc y Macke fueron reclutados por el ejército alemán al estallar la Primera Guerra Mundial. Lamentablemente, ambos perdieron la vida en combate. Kandinsky, Von Jawlensky y otros miembros rusos del grupo tuvieron que regresar a sus hogares y Der Blaue Reiter terminó por desaparecer. Restaurante del parque, Auguste Macke, 1912, óleo sobre lienzo.

Nietzsche

La filosofía de Friedrich Nietzsche se ha vinculado al expresionismo. En El nacimiento de la tragedia (1872), Nietzsche diferencia entre dos tipos de experiencia visual: la apolínea y la dionisíaca. La primera representa el orden y los ideales sopesados, mientras que la segunda simboliza características más individuales basadas en el caos y las emociones, y no en lo racional Con sus colores atrevidos e imágenes apasionadas y distorsionadas, los expresionistas eran evidentemente dionisíacos.

Otros expresionistas alemanes notables quienes realzaron sus obras de forma independiente y exteriorizando sus propias emociones internas fueron Max Beckmann, George Grosz, Otto Dix y Lionel Feininger.

También hubo quienes se adaptaron al estilo en otros países, tales como Georges Rouault, en Francia y Oskar Kokoschka y Egon Schiele, en Austria.

En conclusión, el arte expresionista se centra en la representación de la angustia humana interior.