(década de 1960)
Richard Wollheim, filósofo británico, redactó y publicó en el año de 1965 una obra titulada Arte minimalista, la cual sirvió posteriormente para describir el minimalismo, una forma de arte abstracto, que surgió en la ciudad de Nueva York. Era una forma de arte que iba hacia el extremo, que no es sino la evolución de otros estilos y movimientos artísticos del siglo XX.
El minimalismo reacciona en contra del expresionismo abstracto. Los artistas buscaban sustituir la subjetividad emocional por la razón y la imparcialidad. En lugar de salpicaduras de pintura, al estilo de la Colorfield, su precisión era fría y casi matemática.
Según sus postulados, el arte no debía imitar, sino tener una identidad propia. También surgió como una forma de protesta en contra de lo que los artistas entendían como el extremismo y la presunción del expresionismo abstracto.
Los artistas minimalistas aceptaron y se circunscribieron a las ideas constructivistas de que el arte debía producirse a partir de materiales industriales modernos, razón por la cual, sus obras solían estar fabricadas con ladrillos, luces fluorescentes y planchas metálicas.
Desnudar el arte
En su búsqueda por liberar completamente el arte de las cadenas de la tradición, los minimalistas se concentraron en las ideas subyacentes al hecho artístico, reduciendo al mínimo los materiales industriales que empleaban para realizar sus obras.
Todas ellas estaban basadas en formas geométricas simples. Minimizaron su paleta de colores, las formas, líneas y texturas, con tal de eliminar todo signo de expresión personal.
La intención minimalista era que los espectadores observaran sin distracción sus obras, sin desviarse del tema, la composición o la narración, por ejemplo. La mayor parte de los exponentes produjo trabajos en tres dimensiones, y entre los principales destacaron Dan Flavin, Donald Judd, Frank Stella, Carl Andre, Richard Serra, Ellsworth Kelly, Ad Reinhardt, Sol LeWitt y Robert Morris.
Ideas teóricas
El movimiento minimalista se desarrolló a partir de las “Pinturas negras” de Frank Stella. Se trata de una serie de telas compuestas por franjas negras separadas por delgadas tiras de lienzo sin pintar, que no tenía significado, símbolo o referencia alguna.
Según Stella, una pintura es “una superficie lisa pintada… nada más”. Los cuadros fueron expuestos por primera vez en el MoMA de la ciudad de Nueva York, como parte de la muestra “Sixteen Americans”, celebrada en el año de 1959.
Cabe destacar que, la base del minimalismo es más teórica que práctica y, si bien jamás fue un movimiento organizado, sí que fue muy popular entre los artistas de las décadas de los años sesenta y setenta. Cada uno de ellos interpretó y tradujo las teorías a su modo.
Por ejemplo, aunque siempre se opuso a ser catalogado como minimalista, Donald Judd prefirió los materiales industriales para crear obras abstractas, que realzaban la pureza del color, la forma y el espacio y evitaban toda ilusión.
A comienzos de la década del año 1960, comenzó con la creación de estructuras elaboradas en tres dimensiones a las cuales denominó “objetos específicos”, centrándose en las relaciones entre su obra, los espectadores y el entorno circundante.
Por su parte, Carl Andre estuvo influido por Stella y Brancusi y, al igual que otros muchos minimalistas, también refutó la tradición de la expresión artística y la artesanía.
Articuló unidades industriales estandarizadas, como ladrillos, planchas metálicas, plexiglás y madera en el suelo, a modo de esculturas, aplicando combinaciones aritméticas sencillas.
Dan Flavin trabajó durante más de treinta años con iluminación fluorescente, explorando la luz, el color y las formas. También, Flavin colocaba tubos blancos o de colores fluorescentes para difundir la luz e iluminar el espacio.
Sol LeWitt, también exploró los relieves abstractos en blanco y negro en 1962, simples, con formas básicas, seguidos de construcciones geométricas tales como cubos, esferas y triángulos, en colores primarios, amarillos, azules y rojos, además del negro.
Las esculturas eran intencionadamente lógicas algunas veces, otras, ilógicas. El espectador podía interpretarlas de manera personal. Al igual que sucede en el caso de los constructivistas el espacio negativo era tan relevante como los propios objetos.
Finalmente, las pinturas monocromas de Ad Reinhardt, así como sus famosos escritos y conferencias, lo convirtieron en un artista del minimalismo quien ejerció una gran influencia.
“Hay quien no concibe la luz como algo práctico, pero yo sí lo hago y, tal como he explicado, la considero el arte más franco, abierto y directo que puede encontrarse”.
Dan Flavin.
Reductivismo
El minimalismo, también llamado reductivismo consistía en llevar al arte a su mínima expresión con tal de revelar la idea subyacente a él sin ambajes ni alsión alguna a la emoción, es decir, absolutamente contrario al expresionismo abstracto.
Para los pintores y artistas minimalistas, el arte iba más allá de esculpir o pintar, esto es, utilizaron materiales nuevos para transmitir ideas innovadoras, a menudo sobre la lógica y el orden.
Artistas como Dan Flavin y, muy posteriormente, Iván Navarro, utilizaron luces eléctricas para alterar la percepción del espacio circundante. Y es que, el minimalismo era opuesto al sinsentido: lo que se ve es lo que hay.
Ladrillos
Andre produjo en 1966 ocho esculturas con 120 ladrillos refractarios industriales que tituló Equivalentes, surgidas de ciertos principios matemáticos y físicos. Si bien las formas finales eran distintas, todas ellas estaban realizadas a partir de un número “equivalente” de ladrillos.
La última pieza de la serie, Equivalente VIII, también llamada Ladrillos, generó una gran multitud de críticas cuando fue adquirida por la Tate Gallery, en el año 1972, ya que esta galería estaba bajo investigación, acusada de malversar el dinero de los contribuyentes en extravagancias.
Lo que ves…
Influidos por los postulados del arte pop y los readymades dadaístas, los minimalistas utilizaron materiales usados en las obras de construcción, tales como acero galvanizado, aluminio, ladrillos, contrachapados e iluminación.
Estos materiales eran producidos en serie, y luego se empleaban para despersonalizar la obra y, si se aplicaba color, no se hacía con el fin de transmitir sensaciones o ambientes ni simbolizar nada. La idea era, simplemente equilibrar la obra estableciendo una diferenciación entre el espacio, los materiales y las formas.
Muchos de estos artistas y creadores se sintieron muy atraídos por la geometría, y a menudo la utilizaron. Basaron sus obras en retículas u otras ideas con base matemática, a la par que se deslastraron de cualquier gesto personal.
Privaba la proclama: “lo que ves es lo que obtienes”. No se trataba de analizar las piezas para encontrar en ellas significados ocultos o algún tipo de conexión emocional.
Al cuestionar la naturaleza y el puesto del arte en la sociedad, el interés de los artistas se centraba en las reacciones de los espectadores que en los objetos en sí. Este fue un concepto completamente revolucionario, que, aunque ridiculizado y subestimado, tuvo un fuerte impacto en el arte, el diseño y en la arquitectura de los años que siguieron.
“Lo que se ve es lo que se ve”.
Frank Stella.
En conclusión, el estilo minimalista es denuncia social y rechazo a la pretenciosidad y los excesos.