(décadas de 1920 y 1930)
Tras la guerra civil que derivó de la Revolución de 1910, se generó en la sociedad un hondo resentimiento que se prolongó, al menos, hasta la década de 1920. En ese tiempo, un pequeño grupo de artistas produjo obras educativas pensadas para los amplios espacios públicos, que proclamasen la identidad nacional y las ideas socialistas imperantes en la nación azteca de las primeras décadas del siglo XX.
Este reducido grupo de pintores y artistas fue conocido con el nombre de muralistas mexicanos. Si bien fue un movimiento que expresó una coyuntura política, los pintores involucrados también bebieron de una serie de movimientos artísticos europeos, tales como el posimpresionismo, el cubismo, el expresionismo, el simbolismo, el surrealismo, así como el renacentista italiano.
Por otro lado, también se vieron poderosamente influidos por sus raíces culturales autóctonas y el arte tradicional mexicano. Entre los exponentes del muralismo mexicano destacaron tres grandes: Diego Rivera, Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Arte público
En 1922, el nuevo ministro de Educación, José Vasconcelos, funcionario del Gobierno revolucionario nacional, decidió usar el arte con fines propagandísticos para crear una nueva conciencia nacional colectiva; para ello, emplazó a estos artistas a concentrarse en representar a quienes más sufren, con tal de reavivar el optimismo del nuevo México que se levantaba contra la injusticia y la opresión.
Así se produjeron un gran número de murales públicos que hacían énfasis en este nuevo ideario nacional, que resaltase los valores y los puntos fuertes de México. La idea era lograr un gobierno y un país más democrático, sin clasismos ni divisiones.
El muralismo mexicano resultó ser el programa más potente y amplio de pintura mural impulsado por un Estado, desde la época del Renacimiento italiano. Todas estas obras colosales, muestran claramente la ideología de izquierdas posrevolucionaria.
De los Tres Grandes, nombre con el cual fueron conocidos los muralistas mexicanos, Siqueiros fue el artista más activo políticamente de los tres: fue encarcelado durante un tiempo y estuvo peleando en el frente durante la Guerra Civil española.
Los murales que les encargaba el oficialismo, debían retratar y transmitir mensajes sociopolíticos a todo el mundo, que llegasen incluso a quienes no sabían leer ni escribir. La mayoría se pintó en espacios públicos de la Ciudad de México y en Guadalajara, la segunda ciudad más grande del país.
Expresaban el orgullo mexicano. Cada artista, a su manera, plasmaba el pasado ancestral indígena. El movimiento artístico fue patrocinado deliberadamente, considerado una forma de arte tradicional que nunca desapareció por completo. Por ejemplo, las pinturas murales también formaron parte de la cultura maya que se aprecia más tarde reflejada en las iglesias barrocas de corte español de México.
El mayor mural
A pesar de haber sido creada años después de que el movimiento del muralismo mexicano concluyera, el Polyforum, obra de Siqueiros, alberga un sinfín de actividades culturales, políticas y sociales de la ciudad, y es parte del complejo arquitectónico del World Trade Centre de México.
Su construcción se realizó bajo el patrocinio financiero de Manuel Suárez, un empresario y mecenas de las artes. La obra está compuesta por doce paneles exteriores, cubiertos con murales que ilustran la evolución de la civilización, desde el pasado hasta el presente, con una visión de futuro. En la mayor parte de las superficies de este edificio, Siqueiros pintó formas expresivas inusitadas para componer el mayor mural del mundo.
“Condenamos la llamada pintura al caballete y el arte producido por círculos ultraintelectuales por considerarlo aristocrático, y enaltecemos la expresión del arte monumental por ser propiedad pública”.
David Alfaro Siqueiros.
Estilo realista
A pesar de la sencillez de las narraciones claramente realistas de los murales mexicanos, todos los artistas amalgamaron influencias tradicionales y modernas para ser mejor entendidos por el público.
Cada uno, a su manera, se las ingenió para hallar modos personales de responder a las demandas del programa político y crear una obra mexicana allende las fronteras, universal, educativa, inspiradora, pero, además, decorativa. Por ejemplo, Diego Rivera, considerado como el líder ideológico del movimiento muralista, se inspiraba en el arte moderno y prehispánico anterior al siglo XVI.
Entre los años de 1907 y 1921 vivió en Europa, principalmente en París, ciudad donde colaboró con Picasso y Gris. Allí logró desarrollar una descarada forma de cubismo sintético, característico de su estilo personal.
Rivera incluyó en todos sus frescos y murales elementos de culturas precolombinas, al tiempo que incorporó varias técnicas cubistas, evidenciadas en sus composiciones en retículas diagonales y la incorporación de elementos propios del simbolismo de Paul Gauguin.
Por su parte, la obra de Orozco estuvo claramente influida por el expresionismo alemán, con sus colores sombríos e impactantes que realzaban aún más el sufrimiento de un pueblo mexicano, mientras que el trabajo de Siqueiros fue más dinámico y espectacular, con influencias del surrealismo, el folclor y Miguel Ángel, de cuya obra se empapó durante su estancia en Europa, expresadas con colores muy contrastados.
Muralismo mexicano en Estados Unidos
La influencia de estosartistas, no solo se circunscribió a territorio mexicano, sino que permeó hacia el norte, concretamente, hacia los Estados Unidos. Sus ideas se extendieron y popularizaron rápidamente entre los estadounidenses, ejerciendo una enorme influencia en varios movimientos artísticos posteriores.
A comienzos de los años treinta, Rivera residió en las ciudades de Nueva York, San Francisco y Detroit y Nueva York, donde pintó murales para edificios gubernamentales y municipales.
En 1931, el Museo de Arte Moderno le dedicó una retrospectiva. Para dicha muestra pintó varios frescos portátiles a escala reducida. Entre 1927 y 1934, Orozco también vivió en Nueva York donde pintó una serie de murales para la New School for Social Research de la ciudad.
Por su parte, Siqueiros residió en la misma ciudad a principios de la década de 1930 y allí participó en una exposición de Arte Gráfico Mexicano, además de pintar un mural en la ciudad de Los Ángeles, acompañado de un equipo de estudiantes de arte y pintura.
Arte indígena mexicano
Los colonos españoles y portugueses del siglo XVI habían arrasado las tradiciones artísticas indígenas de Centroamérica y Suramérica. Sin embargo, a partir del estallido de la Revolución mexicana, el arte tradicional mexicano, sobre todo el de las culturas precolombinas, renació una vez más.
El tema del mecenazgo fue muy irregular en México, hecho que ocasionó que el muralismo mexicano viviese intermitencias mientras Los Tres Grandes se hallaban establecidos en los Estados Unidos.
Los artistas reacomodaron sus estilos para producir lienzos más pequeños, con la intención de dar a conocer más fácilmente su obra fuera de México y Estados Unidos, además de para aumentar sus recursos económicos, cosa que requerían con urgencia.
En conclusión, el muralismo mexicano fue un arte público a gran escala, ideado para difundir esperanza y el legado cultural mexicano.