Neoexpresionismo

(décadas de 1970 a 1990)

El estilo denominado neoexpresionismo, surgió en los años setenta como reacción al minimalismo y al arte conceptual, con un auge que lo hizo convertirse en el estilo vanguardista predominante en la década de los años ochenta, principalmente en los Estados Unidos, Italia y Alemania.

Significó, en esencia, el renacimiento de la pintura expresionista, fuertemente influido por el último período de la obra de Pablo Picasso. Los autores neoexpresionistas, buscaban transmitir de manera violenta, tosca y cruda las emociones.

Cansados del intelectualismo introspectivo de varios movimientos de arte y diseño recientes, los artistas comenzaron a trabajar en colectivo este estilo imbuido de rabia, insatisfacción, y de manera simultánea en Alemania, Estados Unidos, Italia y algunos otros países, a finales de la década de 1970.

Todos ellos rechazaron con vehemencia las pretensiones minimalistas y del arte conceptual. En cambio, hicieron justamente lo opuesto, es decir, se preocuparon más bien en expresar emociones con calidez.

De ninguna manera se trató de un movimiento en torno a un concepto unificado, motivo que explica sus diversas denominaciones. Por ejemplo, en Estados Unidos se lo ha llamado Nuevo fovismo, arte punk y Bad Painting (“pintura mala”), debido a la carencia de habilidades artísticas y técnicas convencionales de los exponentes.

Por su parte, en Alemania se lo conoció como Neue Wilden (“Nuevos fauves”), y en Italia se le llamó Transavanguardia (“más allá de las vanguardias”).

Escándalo público

A principios del siglo XX, el expresionismo comenzó a declinar. Sin embargo, muchos artistas continuaron siguiendo las líneas básicas del estilo. De hecho, en el año de 1963, Georg Baselitz inauguró una exposición individual al Oeste de la ciudad de Berlín, en la cual mostró su vena expresionista, en lienzos altamente perturbadores.

La exposición causó un gran escándalo público, tan es así que muchas obras de arte fueron proscritas y confiscadas, consideradas como marginales e indecentes. La fuerza policial apareció para clausurarla.

A través de su técnica desenfadada y cruda, Baselitz continuó generando polémica, a pesar de que sus últimas creaciones no fueron tan controversiales.

En la década de los años setenta, fue nombrado líder de un grupo de artistas alemanes que producían toscamente obras emocionales de alta factura. Es el colectivo de pintores y escultores conocidos con el nombre de Neue Wilden.

Entre los principales nombres que lo conformaron destacan Kiefer, quien utiliza materiales no artísticos en sus pinturas, tales como porcelana o paja. También los pintores y escultores Markus Lüpertz, Eugen Schônebeck y A. R. Penck se sumaron a sus filas.

Parto de una idea, pero, a medida que trabajo, el cuadro se apodera de ella. Entonces se libra una batalla entre la idea preconcebida y la que lucha por su propia vida”.

Georg Baselitz.

Francesco Clemente

Del mismo modo que la mayoría de los expresionistas, el pintor autodidacta italiano Francesco Clemente, se inspiró en múltiples influencias, entre ellas, el hinduismo, la teosofía, la artesanía, las culturas no europeas y otros elementos tomados del expresionismo y el surrealismo.

Sus temas giraban en torno a la forma humana, la sexualidad, la mitología, la espiritualidad y las visiones oníricas, todos ellos símbolos no occidentales. Clemente colaboró en triunvirato con el gran Jean-Michel Basquiat y Andy Warhol, tras emigrar de su Italia natal a Nueva York, en el año de 1981.

Asombrado por los límites existentes entre el mundo exterior y el mundo interior de la persona, Clemente se sumergió en los conflictos y las contradicciones que pugnan en nuestro interior, en nuestra mente racional e irracional, en nuestro pensamiento consciente y en nuestra imaginación.

La realidad es la propia pintura, no lo que la pintura representa”.

Georg Baselitz.

Entre los principales exponentes del estilo neoexpresionista estadounidenses destacan Philip Guston, quien, a finales de la década de los años sesenta, abandonó el expresionismo abstracto y optó por el neoexpresionismo. Así, comenzó a crear imágenes inspiradas en dibujos animados, con símbolos y objetos personales.

Por su parte, las obras de Julian Schnabel, pintor y cineasta, y David Salle, pintor, delineante, grabador y artista de la performance, también califican como neoxpresionistas.

En Italia, los nombres más reconocidos fueron, además del ya mencionado Francesco Clemente, Sandro Chia, Enzo Cucchi, Nicola de Maria y Mimmo Paladino.

En el Reino Unido, también destacaron Christopher Le Brun y Paula Rego. En Francia, surgió en 1981, el grupo neoexpresionista llamado Figuration Libre. Se trata de un arte basado en la cultura popular urbana, e integrado por Robert Combas, Rémi Blanchard, François Boisrond y Hervé Di Rosa.

Entre 1982 y 1985, todos estos artistas expusieron en las ciudades de Nueva York, Pittsburgh, París y Londres, junto a sus homólogos estadounidenses Keith Haring, Jean-Michel Basquiat y Kenny Scharf.

Rasgos comunes

Pese a tratarse de un movimiento radicalmente dispar, hubo varias características comunes al neoexpresionismo, tales como la creencia generalizada en que el arte conceptual, el minimalismo y el arte pop no estimulaban la imaginación.

Los artistas se inspiraron en un amplio espectro de elementos, incluidas las últimas obras de Picasso, el arte de George Grosz, Ernst Ludwig Kirchner, Edvard Munch, Willem de Kooning y Fluxus, el arte primitivo, el arte de los grafitis, el arte producido por trastornados mentales, las teorías de Carl Jung y sus propios sentimientos violentos.

Tomaron temas de la publicidad, la ilustración de portadas de libros, la música rock, los cómics, la historia y la mitología. Si bien sus fuentes e ideas eran diversas, la mayoría de las pinturas neoexpresionistas compartía los mismos rasgos.

No se requerían habilidades para el dibujo o la pintura tradicionales, ni se aplicaban los criterios convencionales de la composición y el diseño. Lo vital era expresar un sentimiento de manera espontánea.

La mayoría de las obras eran burdas y desorganizadas, plasmadas en colores vivos y estridentes, a veces incongruentes. Se pintaba con pinceles, con los dedos o con otros métodos y materiales no ortodoxos y de manera caprichosa.

Los artistas giraron en torno de un amplio abanico de temas, sentimientos e intereses, como tensiones internas, enfado, hostilidad y nostalgia. En gran parte, los implicados no se mostraron tan enojados como sus predecesores expresionistas, y se limitaron a retratar las penurias del mundo tal como lo percibían, haciendo caso omiso de la estética. Este hecho derivó en una serie de debates acerca de las intenciones y el valor de la pintura, en los que el neoexpresionismo solía citarse como ejemplo de lo erróneo del medio. A mitad de la década de 1990, el estilo perdió su vigencia.

Polémica comercial

El neoexpresionismo se prolongó más allá de los años setenta, hasta la década de 1980, una época de cambio social, económico y cultural, cuando la prosperidad, el consumismo y el materialismo alcanzaron nuevas cotas en muchos países.

El estilo fue adoptado por muchos artistas, quienes consideraban el mundo del arte contemporáneo pretencioso y corrupto, capaz de pagar precios ridículos por arte nuevo.

Uno de los aspectos más polémicos de los neoexpresionistas fue que, en lugar de rechazar tal realidad, estimularon el comercialismo y se vendieron a lo grande en un mundo del arte dispuesto a comprar.

No me importa la anatomía. Lo único que me revela un dibujo perfecto es que alguien demuestra lo bien que sabe dibujar”.

Julian Schnabel.

En conclusión, el neoexpresionismo busca reinstaurar la pintura a través del tratamiento de temáticas intensas y expresivas.