Posimpresionismo

(c. 1880-1905)

Entre los años 1880 y 1890, el estilo impresionista comenzó a ser considerado por una serie de artistas quienes habían trabajado el estilo como demasiado simplista, y ahora lo criticaban por no centrarse lo suficiente en la solidez de los objetos, la estructura y la expresión de las emociones mediante el color.

De este grupo de hacedores de arte, cada cual, con una concepción distinta, nacería lo que hoy en día se conoce como el posimpresionismo, etiqueta que, en realidad, comenzaría utilizarse a partir del año de 1910, luego de la muerte de los cuatro principales a quienes se refería el término.

El mismo acabó por imponerse para designar a estos extraordinarios artistas rompedores, artífices de una obra colorida y llena de imaginación e inventiva, posterior a la popularización del impresionismo.

Diversidad de estilos

En 1910, a través de la intermediación del crítico y artista británico, Roger Fry, se realizó en Londres, Inglaterra, una exposición de arte que aglutinó a nombres tan importantes para la pintura como lo fueron Vincent Van Gogh, Edouard Manet, Cezanne, Paul Gauguin y Georges Seurat, entre otros.

Fry tituló la exposición como “Manet y los posimpresionistas”. Allí explicó la necesidad de otorgar un nombre a estos artistas, para lo cual eligió, tal vez por ser el más vago y el menos comprometedor, el nombre de posimpresionismo.

Al igual que muchas otras de estas categorizaciones, el nombre no dice gran cosa, solo que los artistas de la exposición eran posteriores al impresionismo, sencillamente.

En toda su amplitud, el término se aplicó a varias de las vertientes que surgieron como consecuencia del impresionismo, acabando por referir la diversidad de estilos y planteamientos que algunos artistas aplicaron entre los años de 1880 y 1905, aproximadamente.

Entre los más prominentes destacan, Maurice Denis, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Signac y Émile Bernard. No obstante, todos ellos son prácticamente inclasificables, por lo que el nombre de posimpresionistas se ha perpetuado como expresión colectiva.

Algunos de ellos han sido denominados por la crítica con otras etiquetas, tales como neoimpresionismo, cloisonismo, sintetismo, puntillismo, divisionismo, los nabis y la escuela de Pont-Aven, por ejemplo.

La noche estrellada

Este impresionante cuadro realizado por Vincent Van Gogh, está impregnado con algunas de las técnicas aprendidas de los impresionistas. Van Gogh pintó una escena nocturna vibrante, plagada de colores relucientes, mucho más luminosos y pintura de impasto.

En el cielo se observan las nubes arremolinadas, las estrellas refulgentes y centelleantes, con una luna creciente como telón de fondo. Tras un imponente ciprés descansa un pueblito apacible. El árbol denota aislamiento y, de hecho, se dice que representa al propio autor.

Por su parte, la aldea simboliza al resto del mundo, y el cielo, con las estrellas y la luna, evoca a Dios. Probablemente, las once estrellas que aparecen reflejen el pasaje bíblico en el que José narra un sueño donde vio el sol, la luna y once estrellas descender sobre él.

La noche estrellada, Vincent van Gogh, 1889.

El sintetismo y los nabis

El sintetismo de Émile Bernard y Paul Gauguin, derivado del simbolismo y los nabis, fueron los dos estilos que trabajaron los posimpresionistas. Los artistas denominados sintéticos exploraban las emociones empleando zonas planas de color. Algunos trabajaban con una simplicidad casi infantil, mientras otros incluían detalles más complejos e intrincados.

Por otro lado, y si bien gran parte de su obra estuvo también influida por los grabados japoneses y los diseños del art nouveau, los nabis, “profetas”, en hebreo, se inspiraron en el sintetismo.

Expresión personal

Los impresionistas copiaron la fugacidad del color y la luz que veían ante ellos. No obstante, a pesar de que las temáticas posimpresionistas solían ser similares a las de sus predecesores, estos artistas se desligaron de las inquietudes naturalistas y apostaron por una mayor estilización.

A pesar de su espíritu revolucionario, y por mucho que esto les allanara el camino para avanzar en sus propias direcciones, los posimpresionistas creían que el impresionismo, en tanto estilo artístico, se había detenido.

Muchos utilizaron los colores puros y vívidos del impresionismo, sin embargo, la mayoría de ellos continuó deslastrándose de las viejas temáticas tradicionales, aplicando pinceladas más cortas de colores con la intención de transmitir movimiento y vitalidad.

Asimismo, crearon imágenes sumamente personales y mucho más expresivas que cualquier arte precedente. Su obra influyó en varias ideas artísticas que nacieron en el siglo XX.

Trabajar en soledad

A diferencia de los impresionistas, quienes socializaban entre ellos y exponían juntos, los posimpresionistas pintaban en soledad y no se reunían con frecuencia para debatir sus teorías.

El pintor francés Paul Cézanne, trabajó principalmente en la localidad de Aix-en-Provence, ubicada en el sur de Francia; Van Gogh vivió en la Francia meridional, en Arles, y luego en Auverssur-Oise, una población al norte de París; Gauguin pasó la mayor parte del tiempo entre Bretaña y Tahití y, por su parte, Toulouse- Lautrec pintó sobre todo en Montmartre, en París.

Van Gogh y Gauguin expresaron sus creencias personales y espirituales en sus cuadros, a través de con una aplicación más simplista de la pintura, menos sofisticada que la de los impresionistas.

Gauguin se dio a la tarea de recrear contornos marcados, así como los aspectos decorativos de las vidrieras con colores puros y planos. Mientras tanto, Van Gogh aplicó pinceladas curvas, coloridas, cortas y gruesas para transmitir sus ideas y emociones.

Cézanne se formó en la Académie Suïsse de París, donde conoció a algunos de los impresionistas. Aprendió de Camille Pissarro los rudimentos del impresionismo, en concreto, los métodos para plasmar la luz y el color, a partir de la observación directa. Participó en dos de las exposiciones impresionistas.

Toulouse-Lautrec pintó e imprimió imágenes de lugares de dudosa reputación, tales como cafeterías bohemias, cabarets y clubes nocturnos de París. Pero, no solo a los lugares, sino también a sus empleados y visitantes, con una honestidad, empatía y conocimiento interior inigualables.

En general, el arte posimpresionista se alejó de la concepción naturalista propia del impresionismo y se acercó más bien al cubismo y al fauvismo, principales movimientos artísticos de principios del siglo XX.

Sueño que pinto y luego pinto mi sueño”.

Vincent van Gogh.

Una obra de arte que no surge de una emoción no es arte”.

Paul Cézanne.

En conclusión, el posimpresionismo surge como una reacción individual frente al impresionismo.