(décadas de 1920 y 1930)
Durante las décadas de 1920 y 1930, se produjo una gran explosión creativa entre los estadounidenses de color, quienes residían en el famoso barrio de Harlem, ubicado en la ciudad de Nueva York.
Entre las formas artísticas que predominaron en estas dos décadas destacaron, por sobre todo, la música, el cine, la danza, la pintura y el teatro de cabaret, todas ellas influidas por sus raíces africanas. Se trató de una tendencia conocida con el nombre de New Negro Movement, en alusión al libro de 1925 The New Negro, obra del historiador de arte Alain Locke.
En esos 20 años, al menos dos millones de estadounidenses de ascendencia africana emigraron desde los estados sureños hacia ciudades del norte como Nueva York, Filadelfia, Cleveland y Chicago.
Harlem, recién construido, fue el lugar que recibió a los más pudientes y cultivados. En este tiempo, la obra The New Negro sacudió a esta serie de artistas en ciernes y estimuló aún más su creatividad, apoyados en su legado cultural.
La gran migración
Hasta el final de la Guerra de Secesión, por lo menos el 95 por ciento de la gente raza negra del sur de los Estados Unidos había vivido bajo el yugo de la esclavitud.
Sin embargo, tras finalizado el conflicto, en 1865, los estados sureños privaron a los esclavos liberados de su derecho al voto y la mayoría de los entretenimientos y servicios se prescribió solo para blancos.
No obstante, gracias a la industrialización del país, que generó millones de nuevos empleos, ocurrió un éxodo masivo de afrodescendientes. En el año de 1917, cuando Estados Unidos decide participar en la Primera Guerra Mundial, pese a negárseles la ciudadanía y tener que someterse a los prejuicios generalizados, cientos de miles de afroamericanos se alistaron en el ejército.
Algunos fueron recibidos como héroes a su retorno del frente, como el Regimiento 369 de la infantería, sin embargo, la mayoría siguió siendo tratada con desprecio y recelo.
Las revueltas ocasionadas por las diferencias raciales, reflejaron las crecientes rivalidades por el acceso a empleos y viviendas, mientras que, por otro lado, un número mayor de negros seguía emigrando hacia norte.
A partir del año de 1920, muchos de ellos se establecieron en esos estados y comenzaron a celebrar sus raíces, a través las diversas manifestaciones artísticas anteriormente mencionadas.
De ello derivaría en un movimiento posteriormente conocido como New Negro Movement, compuesto por artistas e intelectuales afrocaribeños, provenientes de las Indias Occidentales Británicas o de París, quienes también llegaron a América del Norte huyendo de los horrores de la guerra.
Muchos de ellos establecieron su residencia en Harlem y el movimiento cultural pronto fue rebautizado con el nombre de “Renacimiento de Harlem”.
The Crisis
DuBois, sociólogo especialista en la cultura negra, ayudó a fundar la organización interracial National Association for the Advancement of Coloured People, en el año de 1909.
Fue además el artífice de la revista The Crisis, publicada por primera vez un año después, en 1910. Bautizad en honor al poema “The Present Crisis”, escrito por James Russell Lowell.
Los versos de Lowell reflejaban cómo la crisis esclavista derivó en la Guerra de Secesión. En lugar de utilizar medios políticos directos para propiciar la reforma social y defender los derechos civiles y la igualdad, la revista se servía de la cultura para educar y atraer a la comunidad blanca.
En sus páginas se entremezclaban, artículos, relatos de escritores y artistas de raza negra vinculados con el Renacimiento de Harlem, con la poesía. Tuvo un tiraje de unos cien mil ejemplares hacia aquel año de 1920.
“Somos jóvenes artistas negros que queremos expresar nuestros yoes de piel oscura sin miedo ni vergüenza”.
Langston Hughes.
Integración racial y social
Al mismo tiempo que los afroamericanos comenzaron a echar raíces en los estados del norte, sintieron la necesidad de expresar sus vínculos ancestrales con África.
Muchos de los que se criaron en el barrio de Harlem, eran ciudadanos de clase media, cultos y capaces de expresarse con fluidez y sentido, orgullosos, no solamente de su legado cultural, sino que, además, desmontaron algunos estereotipos racistas, a través de sus interpretaciones artísticas.
No solo mejoró su autoestima, sino la manera como eran vistos en el pasado. Ello propició la integración social y racial. Por primera vez, la música y los bailes afroamericanos, así como los textos y las pinturas, fueron asimilados rápidamente por la cultura estadounidense en general.
Luego de la cruel opresión a la que habían sido sometidos durante tanto tiempo, la esperanza de una mejor vida comenzó a motivar aún más a los afroamericanos quienes, llenos de un renovado optimismo se expresaron de una manera que todos disfrutaron y apreciaron.
Culturas y características diversas
El Renacimiento del Harlem, se extendió desde el fin de la Gran Guerra hasta aproximadamente el inicio de la Segunda Guerra Mundial. No se centró en un estilo específico, en cambio, sus obras abarcaban un gran espectro de elementos y planteamientos culturales.
A pesar de que este cúmulo de artistas estos contaban con un apadrinamiento negro, los exponentes del Renacimiento de Harlem también dependían del apoyo de mecenas blancos, quienes, al estar mejor conectados, podían ofrecerles mejores oportunidades para su desarrollo. Muchos de estos mecenas blancos se mostraron particularmente interesados por lo que consideraban la cultura africana primitiva de los americanos de color.
Jazz
El jazz fue un poderoso elemento del Renacimiento del Harlem, que se popularizó con el tiempo e influyó en la erradicación de las ideas supremacistas en contra de los negros, quienes comenzaron a comunicarse con los demás a través del lenguaje universal de la música.
De esta forma, blancos y negros se fusionaban en danzas, congragados en los clubes de jazz, lo cual contribuyó enormemente a derribar los muros de la segregación y la discriminación. Las pinturas del Renacimiento del Harlem solían retratar escenas de la vida nocturna, con grupos de jazz, baile y cabarés.
“Si tienes que preguntar qué es el jazz, jamás lo entenderás”.
Louis Armstrong.
Por su parte, Aaron Douglas, considerado el padre del arte afroamericano, alcanzó la fama por sus murales pensados decorar edificios públicos y por sus diseños e ilustraciones de portadas para muchas publicaciones, incluidas The Crisis y Opportunity, las dos revistas principales del Renacimiento de Harlem.
William H. Johnson fue el primer artista descendiente de africanos quien alcanzó un reconocimiento general en el mundo del arte estadounidense, en 1918. Su obra fusionaba el estilo primitivo con elementos de la modernidad y temas de la vida cotidiana afroamericana.
También nacida en Boston, Lois Mailou Jones, comenzó a pintar desde su más tierna infancia hasta convertirse en nonagenaria. Sus lienzos y diseños de tejidos rebosantes de colores intensos para las formas y los estampados geométricos y lisos, llenos de vida, apostaban por los tan admirados estilos primitivos.
Mientras tanto, Sargent Claude Johnson se mudó a California, en el año de 1915, lugar donde trabajó como pintor, impresor, ceramista, diseñador gráfico y alfarero, pero, sobre todo, como escultor. Fue merecedor de multitud de galardones por sus esculturas, en las cuales explotaba su identidad racial.
Charles Alston emigró a Nueva York desde Carolina del Norte, en 1913. Además de poblar las paredes de Harlem con sus murales, fue el director del taller de arte Alston-Bannarn Harlem Art Workshop, junto con el pintor y escultor Henry Bannarn.
En conclusión, el arte del Renacimiento de Harlem se basa en las expresiones creativas de cultura y raza afroamericanas.