Renacimiento temprano

(c. 1300-1500)

El período de la historia y el arte que comprende los siglos XIV al XVI de nuestra era es el conocido con el término Renacimiento, una época de florecimiento y resurgimiento del interés por la literatura, la arquitectura, la pintura, la filosofía y el arte grecorromanos antiguos.

El arte renacentista vio la luz en Italia, concretamente en las ciudades de Florencia y Siena. Surge como una consecuencia natural del redescubrimiento del pasado por parte de filósofos y científicos de la época.

Tal fue la amplitud de las ideas que surgieron en este período que, normalmente, se puede dividir en Renacimiento temprano y Renacimiento pleno.

Estas se difundieron por toda Italia, recorrieron Flandes (actuales Bélgica y Holanda) y se apoderaron de toda Europa, aunque, no del mismo modo en todos los países. Su repercusión abarcaría dos siglos enteros de historia.

Ciertos factores tales como la expansión del comercio, la invención de la imprenta y la búsqueda incesante de conocimiento, hicieron que el hombre europeo renacentista centrara aún más su visión hacia el mundo circundante, dejando de lado las ideas medievales a las que hasta el momento se había ceñido el arte y la arquitectura góticos precedentes.

La prosperidad que comenzó a surgir en algunas zonas de Italia, atrajo rápidamente a personas adineradas, mecenas y eruditos provenientes de todas partes del continente europeo.

Incluso, algunos de estos eruditos se encargaron de traducir los escritos de los antiguos filósofos y arquitectos griegos, reviviendo con ello el debate en torno a sus teorías.

Humanismo

Una de las principales ideas que surgieron durante el Renacimiento temprano fue el reordenamiento de la concepción humanista griega del mundo.

Los postulados del humanismo, refieren que los seres humanos son portadores del pensamiento lógico y que, por lo tanto, el conocimiento, el aprendizaje y la manera de mejorar a la sociedad privan sobre la preparación para la vida después de la muerte.

Por supuesto, la invención de la imprenta hizo mucho más fácil la difusión de todos estos postulados e ideas novedosas, totalmente contrarias a las enseñanzas del cristianismo tradicional, es decir, nociones mucho más terrenales que divinas.

Por su parte, el clero continuó con su patrocinio de las artes a través del mecenazgo, pero, será en las ciudades donde estas ideas evolucionarán más libremente. Allí, la aristocracia y la pujante clase media comercial creciente estaba ávida de coleccionar obras de arte, las cuales encargaron profusamente a los artistas.

Los temas religiosos e ideales cristianos no se dejaron del todo y continuaron siendo representados, pero, ahora, con el hombre como el centro principal del universo.

El arte comenzó a ser valorado por ser arte, bajo una mayor conciencia de la naturaleza, imbuida de las enseñanzas clásicas y con una visión mucho más individualista del ser, reflejado con el mayor realismo posible.

Posición social

Ahora, los artistas no se conforman hacer un arte autónomo para venerar a Dios y difundir su palabra. Buscan el reconocimiento personal, sobre todo con la intención de atraer nuevos clientes y con ellos, nuevos encargos con los cuales ayudaban a mejorar la posición social de sus mecenas. Y así fue como muchos de estos artistas lograron la fama en vida.

Observación y perspectiva

El Renacimiento temprano es el período en el cual surgen los creadores más revolucionarios. Giotto di Bondone (1266/1337) refrescó con un toque mucho más moderno la pintura florentina, precisamente en el mismo instante en que Duccio di Buoninsegna (1255/60-1315/18) hacía lo propio en la ciudad de Siena.

El gran Giotto fue el primero que planteó una ruptura con la estilización tradicional del arte bizantino y gótico, e introdujo figuras humanas de aspecto natural, con poses realistas y expresivas. Mientras tanto, Duccio creaba obras que parecían de casi tres dimensiones, vestidas con vivos colores.

Por su parte, Masaccio (1401-1428) ejerció una gran influencia en la dirección de la pintura del siglo XV, a través de su aplicación de la perspectiva lineal. La intención era generar la ilusión de superficies bidimensionales y de tres dimensiones.

Paolo Uccello (1397-1475) fue otro artista que se valió del método matemático de la perspectiva lineal y, Piero della Francesca (c. 1415-1492), se encargó de aplicar una a una todas estas nociones, con tal de crear la ilusión de luminosidad y definir la tonalidad.

Della Francesca, evidentemente influenciado por Giotto, incluyó además la perspectiva lineal y otorgó colores suaves y claros a sus imágenes para transmitir una sensación convincente de realismo y profundidad.

Pintar con profundidad

El fresco de Giotto, La adoración de los Reyes Magos (c. 1266) es bastante convincente en cuanto a volumen y solidez, sobre todo en comparación con los lienzos y mosaicos bizantinos y góticos, mucho más formales y forzados.

La sensación de profundidad lograda por Giotto, se daba a través de la disposición de las figuras interrelacionadas entre sí y recortadas sobre un fondo arquitectónico.

Una técnica que revolucionó la época, ya que contribuyó a que el espectador entendiese y asimilase los hechos y parábolas bíblicas ilustradas, al tiempo que reflejaba interés por el ser humano, basado en los logros de los artistas de las Antigua Grecia y Roma.

La adoración de los Reyes Magos, Giotto di Bondone, c. 1266, fresco.

 “Ciertamente, muchos pintores que no usan la perspectiva han sido objeto de alabanzas; ahora bien, los loan por su falta de juicio hombres sin conocimiento alguno acerca del valor de este arte”.

Piero della Francesca.

Renacimiento nórdico

Flandes, ciudad llena de ricos comerciantes, asistió a un florecimiento de las bellas artes en el Renacimiento temprano, tuteladas por las ideas propias del arte italiano, que habían comenzado a permear. Así, los artistas de la región produjeron elaborados manuscritos miniados, con imágenes poderosas y realistas, así como también obras de grandes dimensiones.

Alrededor del año 1410 de nuestra era, los artistas comenzaron a pintar paneles de madera con un pigmento mezclado con tempera o yema de huevo, que aún en la actualidad es utilizado en Italia.

La pintura al óleo, en cambio, lograba colores más vivos y brillantes. El famoso pintor flamenco, Jan van Eyck (c. 1390-1441) descubrió la forma cómo aplicar varias capas de pintura en vidrieras, con colores más vivos y una mayor intensidad de luz.

Por otro lado, Rogier van der Weyden (1399-1464) y Robert Campin (c. 1375-1444), apodado el Maestro de Flémalle, elaboraron lienzos extremadamente realistas, que provocan en el espectador una sensación de profundidad y amplitud del espacio. Los temas en los que se basan las pinturas son de tipo doméstico, incorporados frecuentemente a los frescos por razones estrictamente simbólicas.

En conclusión, el Renacimiento temprano fue el amanecer de una nueva era para el arte, fundamentada en el realismo.