Rococó

(c. 1700-1800)

El Rococó nació como un estilo propio del diseño de interiores, que floreció en Francia a principios del siglo XVIII. Las primeras manifestaciones pictóricas fueron encargadas con la intención de que sirvieran como complemento de interiores, y tenían más elementos decorativos que formales. Así, la ligereza y delicadeza del rococó terminó por imponerse por sobre las ideas barrocas precedentes.

 “¿Quién dijo que se puede pintar con colores? El pintor se sirve de los colores, pero pinta con las emociones

Jean-Baptiste-Simeon Chardin.

La Ilustración

La Ilustración, también conocida como el Siglo de las Luces o la Era de la Razón, es el período histórico que se extiende desde finales del siglo XVII hasta entrado el siglo XVIII.

Fue una época de evolución de la ciencia, el arte y la tecnología, que atestiguó el cuestionamiento de las antiguas estructuras sociales. Los intelectuales defendían la teoría de que la razón y el entendimiento eran capaces de liberar a los humanos de la superstición y la opresión religiosa, que tanto daño, sufrimiento y tantas muertes había ocasionado en los conflictos religiosos.

La idea surgió gracias a la aparición de la imprenta y el posterior enciclopedismo, que permitió a las clases medias la adquisición de textos y panfletos. Entonces, a través de la lectura, la gente comenzó a disfrutar de acceso a la información, lo cual incidió a su vez en la producción artística.

Sin embargo, a lo largo de todo este período influenciado por el pensamiento racional, se vivieron en toda Europa, así como en otras muchas partes de América circunstancias menos tensas que en el siglo anterior.

Fue el rococó, sin lugar a dudas, la más perfecta representación visual del optimismo y la alegría imperantes en la época.

Conchas marinas

El ya acuñado término rococó comenzó a aplicarse a finales del siglo XVIII. Se cree que la palabra deriva del término francés rocaille, que quiere decir “rocalla” o “concha”. Empleado por algunos a modo de descripción directa, se usó también en forma peyorativa, por considerarse un estilo basado en la frivolidad.

Estilo francés

Originalmente, el estilo rococó se llamó “estilo francés”, debido al lugar donde ocurrió su nacimiento. Llama la atención el majestuoso palacio de Luis XIV, en Versalles, Francia, sobre todo por su carácter ostentoso y opulento.

Por su parte, Luis XV, sucesor al trono, también supo rodearse de exuberancia, influido como estaba por su amante, madame de Pompadour.

Propuso un estilo más ligero y delicado, sin embargo, ambas tendencias artísticas y de diseño giraban en torno a los mismos elementos: la luz, el divertimento, lo didascálico y la ornamentación, sin dejar de lado la intelectualización de los mensajes.

Esta serie de mutaciones y cambios artísticos se realzaron primero en los palacios reales, luego entre las clases altas francesas y, por último, entre las nuevas clases medias.

Los temas tratados con predilección fueron los mitológicos, los fantásticos y los románticos, por encima de los históricos y religiosos, tratados de manera ornamental y elaborada, caracterizados por su delicada paleta de colores y la precisión de las pinceladas.

Las pinturas y esculturas realzaban a la perfección, con elegancia y refinamiento la arquitectura y el interiorismo, al mismo estilo que se venía produciendo a lo largo de toda Francia.

Pese a mantener todos los patrones y formas complejas propias del estilo barroco, el arte rococó incorporó otra serie de elementos, tales como motivos orientales, así como una destacable asimetría en las composiciones. Gracias a los viajes y a la disponibilidad de publicaciones miniadas, el estilo se difundió de Francia a Italia, y de allí hacia otras zonas de Europa, aterrizando, finalmente, en Norteamérica, más concretamente en los Estados Unidos, alrededor del año de 1730.

El aseo de Venus

Los temas predominantes en el rococó fueron los mitológicos, los temas amorosos y las mujeres voluptuosas, abordadas con trazos curvos, suaves y delicados, con colores tenues y asimetría.

El Aseo de Venus fue una obra encargada por madame de Pompadour para Bellevue, su castillo cercano a la capital, París. Pintada originalmente con fines ornamentales, la grácil figura de la diosa Venus y sus querubines, aparece rodeada por un sofá dorado tallado, con cortinas drapeadas que reflejan el lujo y la ostentosidad que definió al rococó.

El Aseo de Venus, François Boucher, 1751, óleo sobre lienzo.

Joie de vivre

La “alegría de vivir” era el centro del quehacer del arte rococó del momento. Entre las temáticas predilectas se encontraban las representaciones de figuras de la alta alcurnia, con aire despreocupado, y en medio de un ambiente fantástico, idílico, disfrutando de suntuosas viandas dispuestas al aire libre, flirteando e interpretando algunos instrumentos musicales.

Entre los artistas más relevantes del período, destacan Jean-Antoine Watteau, conocido por sus famosas fêtes galantes (“escenas idílicas”), revestidas de la exquisita presencia de un grupo de damas y caballeros relajados disfrutando del aire puro.

François Boucher fue el artista predilecto de Luis XV, famoso por sus encantadores lienzos y por sus tapices sosegados, con temas clásicos, alegorías y retratos.

Por su parte, Jean-Honoré Fragonard fue el más vivo ejemplo de la concepción rococó en la pintura. Escenas presentadas a través de trazos majestuosos, lúdicos, pensados premeditadamente para aludir a la clase aristocrática prerrevolucionaria.

Jean-Baptiste-Simeon Chardin fue el encargado de inmortalizar las vidas y milagros de la burguesía parisiense en ciernes, mediante la representación en detalle de bodegones y escenas de interiores residenciales.

También, el estilo de Élisabeth-Louise Vigée-Le Brun fue influido por el rococó, hecho más que evidente, sobre todo, en sus fluidas pinceladas y el cromatismo que exuda el retrato de María Antonieta.

Étienne-Maurice Falconet modeló con curvas y asimetrías estatuas que retrataban temas alegres y amorosos. En Inglaterra, las pinturas de sir Joshua Reynolds, Thomas Gainsborough y William Hogarth, también incluían imágenes idealizadas muy propias del estilo rococó.

Ya en Italia, el artista Giambattista Tiepolo, fue uno de los pintores de techos y murales más elogiados, mientras Canaletto y Francesco Guardi se erigieron como los mayores exponentes del paisajismo rococó, a partir de sus detalladas escenas rebosantes de luz y claridad.

Quien se limita a copiar la naturaleza, jamás producirá algo grande

Joshua Reynolds.

Finalmente, a modo de colofón, se puede afirmar que el estilo denominado rococó fue una forma de vida jubilosa, pero breve. En el siglo XVIII, en Alemania, se le ridiculizó llamándolo con desdén Zopf und Perücke (“coleta y peluca”).

Pronto, el estilo pasó de moda y quedó en el olvido, eclipsado por una interpretación mucho más novedosa y estructurada de los elementos propios del arte grecolatino, dando paso al período conocido con el nombre de Neoclasicismo, el cual revisaré en el capítulo siguiente.

En conclusión, el rococó fue un estilo decorativo delicado, pensado para gustos cortesanos excéntricos, cultivados y optimistas.