Surrealismo

(1924-década de 1950)

El movimiento pictórico y literario denominado surrealismo, nace en París como evolución del dadaísmo, luego de la culminación de la Gran Guerra. En el campo de la literatura, surgió cuando los poetas franceses André Breton, Louis Aragon y Philippe Soupault publicaron novedosos planteamientos acerca del arte en su Manifiesto Surrealista de 1924.

Para ellos, el fin último del hecho artístico era liberar los procesos de pensamiento consciente de la razón y la lógica, sin importar las consecuencias que de ello se derivasen.

No obstante, el término surrealista no comenzó a utilizarse sino hasta el año de 1917, fecha en que fue acuñado por el poeta, crítico de arte y dramaturgo, también de origen galo, Guillaume Apollinaire.

La voz francesa surréalisme puede interpretarse como algo “por encima de la realidad”, esto es, la suprarrealidad, y adoptado posteriormente por Breton, Aragon y Soupault.

Interpretación de los sueños

El exdadaísta y ahora bastión del surrealismo, André Breton, fue un gran admirador del psicoanálisis y de las teorías propuestas por Sigmund Freud sobre el inconsciente.

Fuertemente influido por todas ellas, declaró que la pintura y la escritura debían expresar nuestros pensamientos más profundos. Para octubre de 1899, Freud había publicado su obra fundacional, La interpretación de los sueños, en la que identificaba la parte de la mente humana donde se alojan nuestra intuición, nuestros recuerdos e instintos básicos.

La denominó inconsciente o subconsciente y explicó que estas profundidades ocultas de nuestras mentes subyacen a nuestros sueños. También, creía en la posibilidad de acceder al subconsciente y explicar el complejo funcionamiento interno de nuestra mente.

Uno de los métodos que utilizó para lograr desbloquear al subconsciente fue lo que él propio Breton denominaría “asociación libre de ideas”, es decir, por la que una persona no piensa de manera intuitiva, sino racionalmente.

No pasó mucho tiempo para que otro gran cúmulo de artistas se plegasen a dichas teorías y se unieran al grupo surrealista. Muchos de ellos se hicieron eco de la asociación libre de Freud, que luego Breton denominó “automatismo psíquico puro”.

La misma proclamaba que había que dejar de pensar conscientemente y, en cambio permitir que el lápiz, la pluma o el pincel trazará sus propias líneas, formas o palabras.

Los surrealistas creían que, que de este modo conectaban más directamente con el subconsciente y los colores, las palabras y las formas resultantes expresarían sus sentimientos y sensaciones más insondables.

Para ellos, la principal fuente creativa era el subconsciente y debía accederse a él para alcanzar el máximo nivel expresivo. Pretendían fusionar consciente y subconsciente en sus creaciones, entremezclando el mundo onírico y fantástico con el mundo cotidiano de la lógica y la razón.

Intento aplicar colores como palabras que dan forma a poemas, como notas que componen música”. René Magritte.

La revolución surrealista

Si bien se trató de una evolución del dadaísmo, el planteamiento ideológico surrealista fue positivo, en lugar de negativo. Mientras que el dadá se centraba deliberadamente en el sinsentido, los surrealistas apostaron a la funcionalidad.

Bretón fue nombrado editor de la revista La Révolution Surréaliste, que publicó desde su primera edición, en 1924, doce números en cinco años de duración. La primera exposición surrealista contó con la presencia de obras de artistas tales como Picasso, Max Ernst, Joan Miró, De Chirico, Pierre Roy y Jean (Hans) Arp.

Ya para el año de 1928, Breton publicaría el libro El surrealismo y la pintura, ilustrado por Pablo Picasso. Un año después editó un segundomanifiesto surrealista. Ese mismo año de 1929, surge la flamante figura de Salvador Dalí para adscribirse al movimiento surrealista.

Lo hizo a partir de la filmación a cuatro manos con Luis Buñuel del famoso cortometraje sin argumento y de 16 minutos de duración, Un perro andaluz, donde vertió todas las ideas de asociación libre de Freud, y que generó una reacción inmediata en el público cuando fue proyectado por primera vez en París.

Oficina de Investigaciones Surrealistas

Al momento de la publicación del Manifiesto surrealista, el poeta, ensayista y dramaturgo francés, Antonin Artaud, fundó en París la Oficina de Investigaciones Surrealistas, también llamada la Centrale Surréaliste.

En ella se congregaban los artistas para debatir sus ideas acerca de las teorías sobre el subconsciente. El grupo se tomaba muy en serio sus investigaciones, las cuales consideraban equivalentes a la investigación científica.

Un perro andaluz

El film, Un Chién Andalou, fue estrenado con mucho éxito en 1929, debido a su extravagancia y novedad, a esa irreverente irracionalidad capaz de conmocionar y provocar en el espectador un cúmulo de sensaciones diversas.

Se trata de una película en blanco y negro sin tiempo, libre de orden cronológico o argumento, donde la dupla Dalí-Buñuel aplica todas las teorías de la asociación libre de ideas.

La inquietante y perturbadora escena inicial de un hombre rasgando el ojo de una mujer con una navaja de afeitar, es una de las más famosas y recordadas de la Historia del Cine universal.

En El Perro Andaluz se explora a profundidad la absurdidad de nuestros sueños y nuestro subconsciente. De allí que el surrealismo se convirtiese en un movimiento que cautivó al mundo entero, ampliamente difundido, no solo en la literatura, sino además en moda, publicidad, prensa, cine y tantos otros movimientos artísticos, tales como Fluxus, el expresionismo abstracto, el arte de los nuevos medios y los YBA (Young British Artists).

Fotograma de la película Un Chién Andalou, de Luis Buñuel y Salvador Dalí, 1929.

Tres enfoques principales

El surrealismo se trató de un estilo basado en tres supuestos fundamentales.   El primero consistía en la generación de imágenes mediante técnicas mecánicas para estimular la imaginación.

Las principales eran el collage y el frottage (frotamiento del lápiz sobre superficies de diversas texturas, para plasmar en el papel figuras de aspecto siniestro. Ernst no tardó en adaptar dicha técnica a su obra al óleo, la cual bautizó como grattage, “raspado”.

Los otros dos enfoques fueron los realistas y oníricos, como los que pueden observarse en la obra de artistas René Magritte o Dalí. También se produjeron obras de una abstracción absoluta, tales como las de Miró y André Masson.

Miró se obligaba a pasar hambre para experimentar alucinaciones mientras trabajaba, lo que resultaba en composiciones excéntricamente dispuestas, incongruentes, desconcertantes, e incluso perturbadoras.

Los principales exponentes del arte pictórico surrealista fueron Dalí, Yves Tanguy Arp, Ernst, Masson, Magritte, Roy, Paul Delvaux y Miró. Sus ideas radicales explican cómo es posible comparar al surrealismo con una religión. Sin embargo, la fuerte personalidad de Bretón lo hizo rechazar y expulsar del grupo a otros artistas de la talla de Dalí, Masson, Artaud.

Ser surrealista significa expulsar del pensamiento todo recuerdo de lo vivido y estar siempre a la zaga de lo nunca visto”.

René Magritte.

Hacia finales de la década de 1920, el surrealismo, atrajo a muchos seguidores en todo el mundo, seducidos por sus influencias del simbolismo, la pintura metafísica y las pinturas acongojantes de Francisco de Goya, Fuseli y El Bosco, convirtiéndose en uno de los movimientos vanguardistas más influyentes del siglo XX.

En conclusión, el surrealismo buscaba liberar el poder creativo del subconsciente.