Fovismo

(1900-1920)

El primer gran movimiento artístico de corte vanguardista que surge en la Europa del siglo XX naciente, se conoce con el nombre de fovismo. Un estilo caracterizado, principalmente, por la elaboración de frescos cuya intención no era captar la realidad, sino más libre en sus pinceladas, de intensos colores y líneas quebradas.

Fue un movimiento surgido en París de muy corta duración, pero que ejerció una tremenda influencia en cuanto al arte y el diseño en ciernes durante todo el convulso siglo XX.

Nacido a la par de los nuevos avances tecnológicos, tales como la invención del automóvil, la electricidad y la radio, disponibles en ese entonces para toda una sociedad enérgica, que iba transformándose y evolucionado a una velocidad vertiginosa.

En muchos aspectos, el fovismo es hijo de la obra de Cezanne, Van Gogh y Gauguin. De este modo, tal como los posimpresionistas, los fovistas rechazaban la objetividad y la delicadeza en los trazos impresionistas. Apostaban, más bien, por la creación de un arte mucho más expresivo y emotivo.  

Fieras salvajes

Si bien el movimiento fovista se extendió por tan solo tres años, sus postulados perduraron al menos por espacio de una década. Los artistas más representativos del estilo, conocidos como “fauves”, realizaron en conjunto un total de tres grandes exposiciones.

Los exponentes más destacados del movimiento fovista fueron Georges Braque, Albert Marquet, Henri Matisse, Maurice de Vlaminck, Georges Rouault, André Derain y Raoul Dufy. A todos ellos les fue asignado dicho apelativo en el año de 1905, durante su exposición colectiva en el Salon d’Automne, en París.

Al igual que en el caso de los impresionistas, el nombre “fauves” fue acuñado por otro crítico de arte de nombre Louis Vauxcelles, con una intención burlesca y peyorativa.

Señaló y exclamó en la galería: “Donatello au milieu des fauves!” (“¡Donatello entre fieras salvajes!”). Vauxcelles despreciaba la ausencia de tono, las pinceladas vigorosas y el uso extravagante y poco naturalista del color, tildándolos de ridículos y carentes de reflexión.

Yo no pinto literalmente una mesa, sino la emoción que me transmite”.

Henri Matisse.

Color  en el Arte Fovista

Entre 1901 y 1906, se expusieron por vez primera una gran cantidad de pinturas de artistas tales como Gauguin y Cézanne al público. Muchos de estos pintores, inspirados por las ideas radicales, se dedicaron a experimentar por sí mismos.

El mentor de Matisse, John Peter Russell, le explicó la teoría del color y el francés comenzó a trabajar con una paleta más luminosa. Russell también había conocido íntimamente a Van Gogh y regaló a Matisse un dibujo del genial holandés.

Después de aquel evento, el uso de colores más vibrantes y de pinceladas cargadas de expresividad, la técnica pasó a ser característica de las obras de Matisse, quien dejó de intentar imitar la naturaleza.  Además, realizó estudios de los colores de las alfombras orientales y los paisajes del norte de África.

Matisse y Moreau

Matisse ingresó en la École des Beaux-Arts de París, en 1892. Allí recibió el adiestramiento de parte del pintor simbolista Gustave Moreau, también maestro de Marquet y Rouault.

El espíritu de Moureau impulsó a sus estudiantes a descubrir sus propias preferencias estilísticas, en lugar de seguir la tradición. La apertura de la mente, la creencia en el poder expresivo del color y la originalidad de Moreau, fueron sus rasgos más innovadores. En algún momento recomendó a Matisse: “Piensa en el color. Aprende a imaginarlo”.

Rechazo de la tradición

Los fovistas rechazaban la tradición de pintar con profundidad, ilusiones de perspectiva, tono y textura. Distorsionaban las formas y, en su lugar, realzaban la llaneza de los lienzos con emotivas pinceladas. El color no tenía fines descriptivos, sino que era utilizado para transmitir sensaciones tales como la alegría o la calidez de la luz del sol.

Sus métodos forzados o descuidados, su obra chillona y sus temas, se centraban en los desnudos tradicionales, paisajes y bodegones, privando la aplicación del color en toda la obra. De esta forma, el fovismo no solo significó la evolución natural del posimpresionismo, sino que también se originó como oposición a él. Tal y como Matisse declararía: “El fovismo me desembarazó de la tiranía del divisionismo”.

Samuel John Peploe

Peploe se inscribe en los llamados coloristas escoceses, no como fovista. Sin embargo, su planteamiento coincidía con el de los “fauves”. Al igual que ellos, entendía que el color era el aspecto más importante a resaltar en la obra.

Esto quiere decir que las teorías del color fueron tan esenciales para él como para el grupo de los “fauves” quienes, en su mayoría, yuxtaponían los colores de manera discordante para realzarlos.

Bodegón de dalias y fruta, Samuel John Peploe, c. 1910-1912, óleo sobre lienzo.

Ridículo y escarnio

Durante su evolución, el fovismo fue objeto de burlas, escarnio y ridículo sin precedentes. Los espectadores contemporáneos no entendían la pretensión de los artistas y por qué distorsionaban la realidad con tanta agresividad.

Con sus colores llamativos, su costumbre de estrujar los tubos de pintura directamente sobre los lienzos para ir en contra del realismo, se los acusaba de no saber pintar bien.

Por lo tanto, no se los consideraba artistas serios, sino un grupo de gente sin talento que se decían tales. No obstante, entre los jóvenes pintores vanguardistas que siguieron al Salon d’Automne de 1905, destacan Kees van Dongen y Othon Friesz.

Gran parte de la obra se asemejaba a los elementos naíf del arte precedente. Los “fauves” desarrollaron métodos similares para representar los temas, a través de la exploración del color.

Muchos de los artistas noveles quedaron impresionados por la honestidad y la frescura de las obras, incluida la influencia de la escultura africana que, tanto Matisse como Vlaminck y Derain coleccionaban.

No hacen falta años de preparación para que el joven artista toque el color, pues el color no debe usarse descriptivamente, sino como medio de expresión personal”.

Henri Matisse.

El auge fovista se manifestó durante los años de 1905 y 1907. Después de entonces, comenzó el distanciamiento entre los “fauves” y cada uno tomó caminos distintos.

Matisse continuó explorando las posibilidades del estilo durante varios años más, mientras que el resto de los artistas se abocaron sobre las ideas innovadoras que venían surgiendo de manera acelerada.

En conclusión, el fovismo se dedicó a utilizar vivos colores como medio para expresar emociones.