Romanticismo

(c. 1800-1880)

El romántico es un estilo basado, fundamentalmente, en las emociones humanas. Surgió como respuesta al rigor neoclásico. Sin embargo, su planteamiento varió según los artistas, músicos, autores y poetas, en un período que abarcó las postrimerías del siglo XVIII, hasta finales del siglo XIX.

Tanto el neoclasicismo como el romanticismo expresaron en sus obras el espíritu revolucionario de su tiempo.

Mientras que, el neoclasicismo abrazó las políticas insurgentes y alentó la emoción controlada, la pulcritud en los trazos y las temáticas que inspiraban el orgullo y la dignidad, el arte romántico expresó, básicamente, la inquietud ante los cambios sociales.

Sin embargo, las ideas románticas son harto complejas, por lo que resulta muy difícil esclarecerlas. Ello se debe, en parte, a que los artistas románticos utilizaron métodos diversos y técnicas en países y épocas distintas.

No obstante, en conjunto, estas ideas eran similares, aunque existía una ligera variación en la interpretación de las mismas. La mayoría de los pintores y escultores románticos produjeron obras con una marcada influencia barroca.

Otros se decantaron por la representación de la gesta heroica revolucionaria francesa, las guerras napoleónicas y la Independencia de los Estados Unidos de América, influidos fuertemente por la obra poética de Lord Byron, Jean-Jacques Rousseau, Samuel Coleridge y William Woodsworth, entre otros grandes de la literatura.

Expresión individual

El romanticismo nace de la pugna interna de varios artistas, que intentaban explicar un mundo que estaba en continuo cambio Desde las revoluciones políticas hasta la Revolución industrial, los valores tradicionales fueron desapareciendo.

De hecho, muchos de los nuevos descubrimientos científicos de la época que intentaban racionalizar la naturaleza, se encontraban en oposición a todo lo que los artistas habían entendido hasta ese momento.

Un aspecto que redundó en creaciones bucólicas y reflexivas acerca del ser y su lugar en la Naturaleza. Muchos de estos creadores estuvieron movidos por ese mismo interés, y la mayoría se dedicó a expresar sus emociones a través de la pintura y el arte.

Un gran número se rebeló en contra de los cánones y reglas impuestas en el pasado. Utilizaron colores vivos y densos para trazar pinceladas llenas de una expresividad nunca antes vista hasta la fecha.

Jacob lucha contra el ángel

Eugene Delacroix fue uno de los pintores más reconocidos y afamados de su tiempo. Su oba influyó enormemente en sus contemporáneos, así como en otros artistas posteriores.

Con sus dramáticas composiciones en movimiento, llenas de vibrantes y coloridas pinceladas, logró plasmar imágenes con pasión y asombroso dinamismo, que emocionan a la vista.

Optó por la espontaneidad, e inspiró nuevas técnicas de pintar directamente sobre el lienzo, lo que suprimió la antigua meticulosidad en la planificación de las pinturas.

Delacroix fue el artífice del inmenso mural de la iglesia de Saint-Sulpice, que narra el episodio bíblico cuando Jacob luchó con un rival quien, momentos después se presentó como u ángel y lo bendijo por su determinación y valentía.

Jacob lucha contra el ángel, Eugène Delacroix, 1861.

 “El Romanticismo no radica, ni en la elección de un tema, ni en la verdad exacta, sino en una manera de sentir”.

Charles Baudelaire.

La mayoría de los artistas románticos se oponía a los avances tecnológicos y la industrialización, que aumentaban vertiginosamente, influyendo en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana.

En cambio, tal vez, a manera de protesta, los artistas representaban temas provenientes de la naturaleza humana, leyendas populares, lo exótico, lo insondable, lo sobrenatural y la Edad Media.

Algunos prefirieron la subjetivación de las temáticas emotivas, historias de amor o las tragedias. Su arte era pura pasión, instinto, creatividad e imaginación. Privaba la emoción por sobre la razón.

Definitivamente, el romántico fue un estilo osado, irreverente, descarado, expresivo e inventivo. Los artistas mostraban desbocadamente sus sentimientos a través de sus pinturas, para el deleite de los espectadores.

Nunca antes en la Historia del Arte, los realizadores lograron articular tan perfectamente y con tal fuerza, espontaneidad y significados de sus emociones personales.

Color, drama e intuición

El término “romanticismo” comenzó a utilizarse alrededor del siglo XIX, para describir el nuevo estilo que surgía cada vez con mayor vehemencia en las artes, la política, la filosofía, e incluso en las ciencias.

Nacido en Francia, el romanticismo permeó hacia otras zonas de Europa, especialmente en Gran Bretaña y Alemania, y trasladado finalmente hacia los Estados Unidos.

Este arte siempre antepuso la emoción y la expresividad a la estructura y la estabilidad, ya que la intención de los artistas era comunicar sus sentimientos y anhelos personales, así como reflejar su desconfianza en muchos de los acontecimientos y avances modernos.

Lo sublime

El término “sublime” se utilizó por vez primera para en 1757, para describir un estilo artístico que evoca emociones diversas en el espectador. De este modo, dicha sublimación es patente en los frescos con imponentes paisajes montañosos, tormentas y escenas pesadillescas.

 La idea de que el arte podía generar desasosiego, fue el mayor y más novedoso aporte del Romanticismo, que continúa siendo la intención fundamental del arte en la actualidad.

Los principales artistas románticos mezclaron varias disciplinas. A través de técnicas innovadoras, crearon obras espectaculares, atrevidas y personales, que a su vez supusieron una violenta ruptura con la tradición.

Entre los principales exponentes del movimiento se encuentran Eugene Delacroix, mencionado anteriormente, y quien es considerado uno de los más fieles e influyentes pintores franceses por su sobresaliente uso del color.

Sus vívidas imágenes estaban inspiradas, no solo en acontecimientos, sino también en hechos contemporáneos reflejados en la literatura y los lugares exóticos que visitó.

Por su parte, el artista, poeta y grabador inglés, William Blake elaboró imágenes atmosféricas, simbólicas y visionarias, que son reflejo inequívoco de su inmensa imaginación y gran creatividad.

El pintor español, Francisco de Goya y Lucientes, representó con crudeza y gran dramatismo los horrores de la guerra, creando obras fantásticas surgidas de su imaginación inquieta, en las que realizaba observaciones satíricas de la naturaleza humana.

Théodore Géricault fue otro gran exponente y pionero del estilo romántico. Ejerció una enorme influencia en Delacroix, a partir de sus pinturas teatrales, expresivas y nada convencionales, mientras que, en Alemania Caspar David Friedrich logró crear paisajes etéreos y ambientales, a menudo centrados en la soledad.

En Inglaterra, J. M. W. Turner fue paisajista más prolífico y destacado del período romántico, por sus estudios ambientales de la naturaleza. John Constable, otro pintor paisajista británico, también expresó su añoranza por la campiña inglesa que, según su concepción, estaba en riesgo por los efectos de la industrialización.

En conclusión, en el estilo romántico privan los sentimientos y las emociones, por encima de las convenciones sociales.